Cuando tenía 5 años tenía una silla para niños de 5 años y sentado en ella veía todas las películas de Fred Astaire que daban por la TVE y movía los pies intentando imitarlo totalmente hipnotizado. Mi madre, entonces, decidió apuntarme a clases de piano. El resto ya lo sabéis. Bueno, no lo sabéis. Otro día.